Manuel Rodríguez -arquitecto técnico, fotógrafo de arquitectura y fundador del sitio web Nivelarte- sigue compartiendo con todos nosotros una serie de artículos enfocados en su pasión. Su trabajo como fotógrafo de arquitectura lo ha llevado a registrar obras en Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Francia, Bélgica y su natal España. En esta ocasión, Manuel Rodríguez nos cuenta su experiencia y observaciones técnicas fotografiando el La Roche Bernard en La Roche-Bernard, Francia.
Llegando a la frontera de la Bretaña francesa nos encontramos con La Roche Bernard, un pequeño pueblo de arraigada tradición pesquera. La piedra de sus edificaciones ya desgastada por el tiempo, así como sus callejuelas empinadas, pintorescas y repletas de un verde tan natural como intenso, convierten a la ciudad en un espacio arquitectónicamente inspirador.
Recorriendo sus paseos y disfrutando de su rica gastronomía en sus bellas terrazas te das cuenta de que estas construcciones son parte de un tiempo ya pasado, muy lejano al momento en que se construyó el Hospital Valentin Vignard, un edificio que forma parte del pueblo, pero que parece un extraño dentro de él.
Al pensar en una residencia para la tercera edad a todos se nos viene a la mente un clásico edificio de formas rectas, grandes bloques de hormigón pintados de un impoluto blanco. Nada en estos edificios es especialmente destacable, puesto que en ellos la utilidad prima sobre la estética.
Pero el Hospital Valentin Vignard, diseñado por Rocheteau Saillard, es una construcción de corte mucho más contemporáneo, un edificio que no pensarías encontrarte en un pueblo pesquero. Una edificación arquitectónica que rompe con los cánones clásicos para crear un juego de texturas y colores. La fachada representa la perfecta armonía entre el marrón propio de la madera con diferentes tonos de grises. Sin embargo es la combinación con el verde de la naturaleza que recorre las instalaciones lo que le aporta a esta construcción este encanto tan especial, tan difícil de encontrar.
A veces las obras de arte no se encuentran dentro de los museos, sino que están escondidos en parajes casi desconocidos y que cuando te encuentras no puedes evitar fotografiar. Pequeñas instantáneas que retraten ese contraste de texturas y colores creado por Cupa Pizarras. Un deleite para vista que quedaba perfecto desde cualquiera de los ángulos elegidos. Por ejemplo, cabe destacar el plano más general que permitía ver el edificio en toda su plenitud: su perfecto juego de formas, sus ventanales, su amplio jardín…
Y si este edificio es increíble de día, de noche te dejaría sin palabras. Ese contraste de colores desaparece debido a la escasa iluminación exterior que había. La única iluminación provenía del interior del edificio, demostrando que este es una obra de arte realmente viva. Fotografiar un edificio como este de noche no es fácil, pues hay que tener una extrema precaución con los cambios en la luz y saber elegir el enfoque correcto, pero finalmente merece la pena. Pues el resultado es una instantánea que recoge esa fachada que se ha vuelto oscura, en la que la pizarra y otros pequeños detalles destacan, pero de forma delicada, casi sin hacer ruido.
Tanto el Hospital Valentin Vignard como el pueblo en el que este se encuentra, son lugares de visita obligada. Un fantástico entorno rural junto al Río La Vilaine en el que pequeños talleres artesanos recorren sus calles. ¿Quién esperaría encontrar ahí un Hospital como el Valentin Vignard?